Fuentes archivísticas o documentos
De los cinco siglos y cuarto de historia de formación del pueblo dominicano ha quedado un legado de documentos que se conserva en diversos archivos históricos, unos localizados en República Dominicana y otros en el extranjero.
Una descripción conveniente
Llamamos archivo a un espacio o edificación donde se conservan para la posteridad, bajo estrictas condiciones de seguridad y preservación, un conjunto de documentos importantes y útiles. Más concretamente llamamos archivos históricos a los archivos que conservan los documentos más antiguos, que generalmente se quieren conservar por el valor de la información que sus documentos contienen sobre el pasado más que por su utilidad directa en la vida social del presente. Por conservarse en archivos, al conjunto de documentos amparados en los archivos históricos, se les suele denominar fuentes archivísticas o documentos archivísticos.
Entre los archivos principales de documentos históricos dominicanos se encuentran el Archivo General de la Nación (AGN) en Santo Domingo, el Archivo General de Indias (AGI) en Sevilla, el Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo o Archivo Diocesano, el Archivo Histórico Nacional en Madrid, el Archivo General de Simancas en Valladolid y el Archivo de Protocolos del Archivo Histórico Provincial de Sevilla. A esos se añaden los archivos de las parroquias o archivos eclesiásticos, los archivos de las instituciones estatales, y los archivos privados de tipo familiar o personal en República Dominicana. Existen asimismo distintas cantidades de documentos dominicanos en otros archivos extranjeros.
Dos archivos históricos decisivos
El Archivo General de la Nación en Santo Domingo contiene la mayor colección de documentos dominicanos de la época posterior a la independencia o época republicana, y contiene también los únicos tres archivos coloniales que se han conservado en República Dominicana: el Archivo Real de Bayaguana, el Archivo Real de El Seibo y el Archivo Real de Higüey.
El Archivo General de Indias (AGI) de Sevilla ha sido casi desde siempre el repositorio más grande y más importante de documentos coloniales relacionados con La Española o Santo Domingo, sobre todo de los siglos XVI y XVII, por haber desaparecido casi toda la documentación producida y retenida en la colonia durante esos siglos y haberse conservado en España la documentación que se enviaba desde la isla-colonia así como copias de la que se enviaba de la metrópoli a la colonia. El AGI conserva asimismo cierta cantidad de documentos relativos al período de la re-anexión o re-ocupación colonial de República Dominicana por España entre 1861 y 1865.
La lenta recuperación de las fuentes archivísticas coloniales
Durante décadas en el siglo XX y comienzos del siglo XXI, investigar el pasado colonial dominicano intentando expandir el conocimiento existente, requería a l@s investigador@s interesados desplazarse a Sevilla y hacer allí la consulta de documentos en persona, en lo que hoy llamaríamos una visita presencial. En ese largo período, y sobre todo bajo el régimen trujillista, surgieron las series conocidas como Colección Lugo, Colección Herrera y Colección Incháustegui, así como las recopilaciones hechas y publicadas por Emilio Rodríguez Demorizi y las monografías históricas de Cipriano de Utrera cargadas de reproducciones documentales coloniales.
En las décadas posteriores a la tiranía trujillista la carestía por un lado, y el escaso apoyo financiero a la investigación, se combinaron como factores que estancaron el avance de la recopilación y el estudio de la documentación del AGI sobre La Española, y solo un número limitado de publicaciones de esta documentación fue posible. Los costos de esa operación de viaje y estadía de investigación en Sevilla resultaban prácticamente prohibitivos para la mayoría de l@s investigador@s dominican@s, y solo un número muy-muy limitado de investigador@s lograron el financiamiento institucional necesario para poder pasar un tiempo razonable en Sevilla haciendo investigación y/o recopilando documentos.
Curiosamente, mientras los gobiernos dominicanos del período post-tiranía, sobre todo los que controlaron el poder del estado por los períodos más largos, hacían inversiones y propaganda considerables en la recuperación de la fisonomía de la Ciudad Colonial de Santo Domingo y de la memoria histórica del colonialismo español anterior al siglo XIX, invirtieron poquísimo en la promoción de la investigación para la producción de nuevo conocimiento de ese pasado. Por poner un ejemplo, se hizo una inversión multimillonaria en la construcción de una estructura física como el Faro a Colón para 1992 pero no una ni remotamente similar para lograr una comprensión más completa y socialmente democratizada del pasado colonial dominicano mediante materiales educativos.
A partir de fines de la década de 1990 este panorama de escasez de publicaciones de documentos dominicanos del AGI ha estado cambiando gracias a la enorme obra de transcripción y edición de documentos del AGI realizada desde entonces por el historiador Genaro Rodríguez Morel y que se ha visto publicada desde entonces por el Archivo General de la Nación de República Dominicana.
En 2019, esta más reciente iniciativa de investigación con respaldo editorial institucional dió un salto cualitativo al combinarse el esfuerzo investigativo de Rodríguez Morel, las gestiones de la Embajada Dominicana en España, el respaldo del Archivo General la Nación y el apoyo financiero del Banco Popular de República Dominicana, que generaron una operación de recopilación-recuperación documental pionera, y que se podría considerar institucionalmente revolucionaria, mediante la cual se emprendió una copia digital masiva de toda la documentación dominicana colonial hasta entonces identificada en los principales archivos nacionales de España.
Nuevo reto para la memoria histórica del pasado colonial
Se puede decir que este paso trascendental de copia masiva digitalizada de fuentes archivísticas antes mencionado ha provocado un giro de 180 grados al escenario de la investigación sobre los siglos coloniales del pueblo dominicano, pues se ha pasado de una cuasi-imposibilidad de acceder a los fondos documentales coloniales depositados en España, a la existencia de copias de todos esos fondos en República Dominicana y la cuasi-inexistencia de suficiente personal de investigador@s debidamente formad@s en investigación histórica y adecuadamente financiad@s como para poder emprender la labor de estudio de esa documentación. Un estudio, por supuesto, que debería llevar a una actualización del conocimiento sobre los tiempos coloniales dominicanos en muchos aspectos sociales que por ahora han sido muy poco (o nada) estudiados y divulgados.
Por otra parte, el Archivo General de la Nación ha anunciado en tiempos recientes su promoción de nuevas expediciones investigativas a otros archivos del mundo, especialmente del ámbito geográfico antes controlado por naciones occidentales que fueron potencias colonialistas, que han logrado nuevas recopilaciones de documentos históricos relacionados con el país dominicano. Según anuncios del AGI, esa documentación será igualmente publicada y/o hecha disponible para la investigación en un futuro próximo.