Las universidades son los centros donde se supone que, en las distintas naciones del mundo,  ocurre la enseñanza y difusión más completa y actualizada del conocimiento y las ciencias sobre los distintos saberes que son la base de las profesiones, incluida la profesión de historiador@.

En el caso dominicano, la enseñanza de la historia nacional (y posiblemente la mundial también) parecen encontrarse en un estado de preocupante descuido y abandono, con muy pocas asignaturas de historia dominicana ofrecidas y requeridas en los programas académicos y de formación profesional, incluso en las carreras de ciencias sociales, humanidades y pedagogía, las que se supone son responsables principales del entrenamiento en producción de conocimiento histórico. 

Llama la atencion en este sentido la tremenda escasez o inexistencia de cursos monograficos de historia, es decir, cursos dedicados a temas, procesos historicos o periodos historicos mas o menos especificos que por su importancia merezcan atencion y analisis especial durante al menos un semenstre. 

Mientras con frecuencia en la convesacion publica dominicana se expresa satisfaccion, por ejemplo, por la presencia notoria de atletas destacados en ligas deportivas extranjeras o en competencias atleticas internacionales, no se hace practicamente ninguna expresion de satisfaccion similar (ni de ninguna preocupacion) por la ausencia de nombres procedentes del pais en materia de ciencias sociales ni humanidades en el ambito internacional.  Tal vez con la excepcion (que confirma la regla, como siempre suele ser el caso) de alguna practicante criolla  de la arqueologia egipcia que por su propia cuenta o muy desvinculada de la realidad de la vida cultural colectiva nacional, logre cierta visibilidad mundial en un afan por encontrar restos relacionados con Cleopatra, en cuyo caso se aprovecha para intentar promocionar la dominicanidad por asociacion con un asunto de otra cultura que interesa a amplios sectores mundiales, pero no por asociacion con ningun interes por promocionar el conocimiento de la propia cultura dominicana y de su historia a partir de alguna nocion de que tiene contenidos que le puedan interesar a l@s ciudadan@s de otras naciones.

Ni las en elites politicas que dirigen los partidos politicos y controlan los sucesivos gobiernos, ni en las elites empresariales que en otros paises tienen gran protagonismo en el mecenazgo y la filantropia, ni en las mismas elites culturales que suelen tener la mayor visibilidad publica en estos asuntos se escucha ni se ve una preocupacion o una reivindicacion activas sobre el tema. 

Pareceria que existiera una especie de acuerdo tacito de silencio sobre la salud de la cultura intelectual o academica dominicana incluso entre los sectores que en la mayoria de las sociedades del resto del mundo suelen ejercer un liderazgo en estos temas por su propia situacion de acceso a las formas mas completas de educacion y a mas recursos economicos. 

Mientras en materia economica y urbanistica y muy particularmente en materia de negocio turistico, se anuncian y discuten publicamente planes y visiones de futuro, la nacion oficialmente carece de un plan de desarrollo y consolidacion academica y cultural a medio y largo plazo, y en estos temas la dinamica nacional parece oscilar entre la carencia de propositos y la improvisacion instantanea.

A un cuarto de siglo de empezado el siglo siglo XXI, todavia hoy no parecen existir en las universidades dominicanas cursos regularmente ofrecidos sobre procesos tan determinantes como la historia de la esclavitud, la historia de las mujeres, la historia economica, la historia cultural, o la historia del legado poblacional y cultural negro-africano o afrodescendiente.

Desde esta sección de Más de 550 Años de Historia intentaremos difundir información que nos ayude a conocer mejor los detalles de la situación de la enseñanza de la historia en las universidades dominicanas y las posibles iniciativas que se podrían tomar (cuando hubiera voluntad institucional y política para hacerlo, por supuesto) para superarla.